martes, 10 de abril de 2007


NUNCA DIGAS NUNCA JAMÁS.

El Sporting y el Oviedo siguen a lo suyo una jornada más, desafiando los augurios que los abocan a su desaparición. Pero esta no es la historia, que va por otra parte. Voy a tirar del tópico para explicarlo. Nunca lo verás todo ni agotarás tu capacidad para asombrarte, no te olvides de una de esas máximas imperecederas que repiten los que se las dan de listos y quieren tocarte los cojones recurriendo a lo evidente, que hay que hacerle un hueco siempre a lo imposible para cuando llegue, y no te hagas el listo si es que piensas que tú eres bastante más que los demás y ya no te pillan en bragas como al resto, que el destino tiene guardados giros inesperados con los que se cachondea de quien haga falta.

La lección de hoy viene a cuento de que Ismael Diaz Galan, entrenador del Oviedo desde hace un par de semanas, se hubiera partido de risa si alguien le hubiera dicho hace unos años, los gloriosos de la foto, que su invasión trascendería de la camiseta al banquillo (por cierto, siempre quise tener una camiseta como esa) y que su tarea como elegido comenzaría tal vez dentro de un plan mayor que entonces no estaba adiestrado para comprender y donde el significado de la palabra ariete no era aquel en el que estaba pensando cuando entrenaba en Mareo. Por qué nos preocupamos tanto del cambio climático y menospreciamos las turbulencias del destino sin querer ver un sentido a lo que a lo mejor representa una señal divina o algo parecido. Los Ultraboys, justo cuando el Sporting habrá engordado hoy con algunos miles de euros más su deuda y enfila el final de liga con el único objetivo de evitar el descenso, se preparan al fin para reir los últimos.

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