jueves, 12 de julio de 2007


QUERIDOS REYES MAGOS.

Ya está aquí el concurso. Durante unos días le vuelven a uno los nervios de hace años cuando aun esperaba que los reyes magos se recorrieran el mundo en camello y ni siquiera se preguntaba cómo era posible que aquellos reyes, que para eso tenían título y conseguido hace tiempo, y desfilaban en aquellas cabalgatas que salían de media España a la misma hora, eran tan feos. La cuestión es pedir. Rehacer la lista. Pensártelo otra vez y hablarlo con los amigos, comentar los regalos y aventurarse a pronosticar un segundo antes que el resto. Porque aquí uno puede pedir lo que quiera, pero al vicio de hacerlo se enfrenta siempre la virtud que decide el afortunado que lo consigue. Yo tengo tres cartuchos para quemar. Para algunos serán pocos. Es el eterno dilema, si los niños buenos son los que piden poco o los que cuando piden saben bien cómo hacerlo. El caso es que de aquí a diez días la espera habrá terminado.

Voy a meterme rápido en la cama y ponerle a Pepito y sus amigos unas buenas fuentes de jamón de Hornachos y vino de Ribera del Duero.

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