jueves, 5 de julio de 2007


NO LA VUELVAS A TOCAR, SAM.

Consulto la pagina 9 de mi diccionario y leo. Memoria histórica: cuentos; armas políticas; ya estamos hablando otra vez de lo mismo y mira que me aburre, homenaje al absurdo. Leo más abajo, estos diccionario necesitan ponerse al día, traspasar la realidad física y contemplar el contexto en un sentido emocional, como decirlo, que a lo mejor deje de mirarse al ombligo de los andaluces y los pastores del Bierzo y entienda que la memoria viaja a la velocidad de la luz y hasta la última partícula de claridad tiene derecho a una propia, de tal manera que hasta la propia memoria participa del mismo derecho que tiene los pastores y también hay que entender su misma reivindicación, su derecho a que se respete la memoria histórica en la que vete a saber cómo ella misma se haya formado, que nadie toque más en directo mi canción y deje de mancillar el recuerdo de Ian Curtis, que Peter Hook se retire y se ponga a régimen, que Bernard Summer se haga con un buen cargamento de pastillas juanolas y deje descansar un poco la voz, ya está bien de armar el taco a costa de la pobre memoria de la idem, cuántos festivales más tendremos que soportar. New Order puede hacer con sus recuerdos un sayo y fumárselo una tarde al sol de Glastonbury, tirados en el fango. La memoria les pasará recuerdos de hace quince años y a correr. Y cada uno juega sus armas como puede.

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