jueves, 19 de julio de 2007

LA VIDA DE NADIE.
Se empeñan en hacer noticia de la insignificancia y no se resisten a que Beckam nos haya dejado, así es que siempre hay un espacio para sus aventuras, su modo de vida encaja a la perfección lo pongas donde lo decidas poner, en la sección que prefiera el lector, que empiece el periódico por el final y se encuentre de morros con los chismes de convivencias, lo abra por los deportes o haya visto en el matrimonio y en Chenoa los espejos en los que verse algún día reflejado, coja por casualidad el periódco y pase en una décima de segundo de la hoja de espectáculos a la de sucesos y de ésta a la de sociedad.

Al final era todo mentira. Lo de que el tío fuera futbolista o al menos a alguien le interesara cómo ponía las faltas al primer palo y cosas así, que era el alegato recurrente cuando lo que tocaba era justificar el fichaje, condenar su suplencia y currarse argumentos para negar lo evidente, su casta de estrella, la de una pegatina de moda especializada en vender camisetas. Que no es tan malo, repetían una y otra vez. Ahora que su derecha no interesa a nadie y despojado de las falsas apariencias de deportista con las que se disfrazaba, nos llega su nueva vida en Los Angeles en fascículos, como aquellos coleccionables que compraba de pequeño, Rocco en la escuela, Rocco en el parque. La semana que viene, David y Victoria vete tú a saber.

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