miércoles, 4 de julio de 2007

ORFEBRERÍA POP.
Me tranquiliza que el mundo siga girando y a veces no se preocupe más que lo necesario por lo que quita el sueño a los demás y que la despedida del Bulevar de José María Rey ocupe el mismo lugar en la orbita que todas las demás que antes le precedieron, me ayuda a adivinar el futuro y a participar del mismo proceso de adaptación a la falta de un programa que hace casi ocho años que apenas escuchaba. La presencia del Bulevar en la parrilla me tranquiliza igual que cualquier otro fenómeno natural al que uno no presta atención pero espera confiado, la llegada de las estaciones, la caida de las hojas, uno sólo respira inquieto cuando ya es tarde para ponerle remedio al seismo y entonces se entrega a la resignación y piensa que ni aquellos días ni aquel programa cuyo presentador tengo en la punta de la lengua y no recuerdo fueron tan buenos.

Se acabaron los esloganes retóricos y la frase imposible de la que tanto nos descojonabamos. No hay un hit parade para recordarlas todas, uno siempre recurría al mismo chiste para hacer sangre, y ahora ya es demasiado tarde para tomar apuntes de aquel estilo tan personal, una encrucijada conceptual entre letras y sonidos imposibles. Orfebrería pop. O algo así.

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