martes, 8 de mayo de 2007


UN LINCE EN EXTINCIÓN.

Así son las cosas. Mientras la historia la cuente el que la escribe y el que la escriba sea además el que decida los papeles, cuándo sale cada malo de escena y se invente el final, asumamos la evidencia y no nos pongamos tristes, que a Javi Castillejo le queda muy poco que rascar, aquí ni siquiera hay lugar para la pedrea, y mejor pensar en emigrar a otra parte donde la constancia, la profesionalidad y los puñetazos se valoren algo, un poco más. La historia podrá decir lo que le salga de los cojones, la tele alimenta programas como éstos, cúal es el personaje del siglo, cuál el mejor deportista español. Algunos dirán que Alonso. Otros, que Guti (por el partido del domingo), algún loco, que Indurain. Las dos última peleas con Sturm no han sido televisadas y eso que en ambos casos había en juego un cinturón. Qué más da. Siento pena por lo que se pierden, Castillejo debería de ocupar un lugar entre los mejores. Aun hay tiempo para alguna pelea más, currarse alguna bolsa y lamentarse por tanta fatalidad junta y tanto destrozo, aquellos puños de Vargas, el eterno regreso a Las Vegas, la música de Azucar Moreno en la Cubierta de Leganes.
Pero al lince se le escurre la gloria mediática y la popularidad, los quince segundos de fama y el lugar que verdaderamente se merece entre los grandes, mientras con resignación camina junto a Sanchez Atocha hacia su retiro.

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