La séptima del Milan dispara las alarmas en el Marca, que se apresura a recordar que aun le quedan dos para alcanzar al Real y avivar la hazaña de Gento, que hace cuarenta años ya logró algo parecido a lo que ahora le cuelgan a Maldini, hartarse a jugar finales y a ganarlas y a atesorar todas las virtudes posibles que en un club grande se pueden conseguir, permanencia en la élite, fidelidad a los colores, espíritu competitivo.
A mí me apetece más disentir del clamor general, aunque sea por llevar la contraria, y reforzar la figura de Gento, que era bastante más feo que Maldini y nunca salía tan bien en las fotos. Ya es una putada tener que sufrir el éxito ajeno sin inmutarse, quién puede presumir de pasarse media vida entre celebraciones y resacas, y encima hacerlo con esos ojos azules, que ya es una putada para Gento y para cualquiera que tenga unos ojos azules parecidos, o a ver cuántas copas de europa puede presumir de haber ganado Brad Pitt.
Hasta ahora había cualidades intercambiables, que había la posibilidad de acumular sucesivamente o que uno tenía el triste privilegio de elegir. No es justo que tanta dicha no se comparta. Un poco de puntería para Fernando Torres, que le cambien los dientes a Ronaldinho.
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