Desconozco la estadística, pero antes de que algun chocho-sondeo se la invente me voy a lanzar a la piscina de la especulación y marcarme el titular, que hay una explosión de gas en nuestro país cada veinticuatro horas, lo que nos debe de situar a la cabeza del mundo moderno subdesarrollado que enarbola la bandera de la desgracia y la casualidad para escapar de los seismos, las fiebres y las maremotos, y en cambio no sabe manejarse con un par de roscas y una bombonita naranja, no entiende de revisiones ni asume el más mínimo sentido del civismo y la responsabilidad.
Y es que son muchas cosas, claro. En este país pedir civismo y conocimientos en el manejo de instalaciones de gas a un tiempo y sin un sueldo a cambio nos situaría ante un procer del progreso y la tecnología. La responsabilidad aun espera su sitio, desesperada porque alguien la atienda, le dé de comer y la vista. Hoy dejo a mis hijos jugando con mecheros, mañana ya pensaré qué hacer. A algunos los obligaba a bañarse a primera hora en el río, a doscientos kilométros de distancia de la primera gasolinera, y ya que no me juego el voto con esto, a veinte o treinta años, cuando me salga de los cojones, de acceder a un lugar digno en la civilización.
Mañana me piro a Paris. A ver qué tal se manejan los franceses.
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