sábado, 17 de marzo de 2007


UN ALEMÁN MUY BUENO.

Hay un grueso muro de unos cuantos kilómetros y treinta años de distancia entre el cine de Soderbergh y el que hace un alemán muy joven que se llama Florian Henckel von Donnersmarck, director de la premiada LA VIDA DE LOS OTROS, que acaba de ganar el oscar a mejor película de habla no inglesa y que lleva todo el invierno recopilando no sé cuántos premios más y desdiciendo los tópicos, acaso una película premiada no puede ser tan jodidamente buena.
EL BUEN ALEMAN es otra cosa. A Soderbergh hace tiempo que se le busca como sospechoso de casi todo, si fuera delantero centro se habría hartado a chupar banquillo, su problema está claro que es de finalización. Hay una forma sútil de acariciar la epidermis y otra de profundizar unas cuantas capas más abajo y llegar al fondo y a veces la ocasión no entiende de caricias y pide puñetazos. Por una vez el dichoso oscar no estaba equivocado.

Tengo poca fe en las posibilidades del Madrid hoy en el Palau. Les van a dar bien.

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