jueves, 15 de marzo de 2007


MILAGROS MEDICOS.

He descubierto House un par de temporadas más tarde que el resto, una tragedia, que es la nueva unidad de medida por la que se clasifica a alguien como raro y se le aparta en esta sociedad superficial del panel de audiencia como hace unos siglos supongo que se mandaba al monte a un leproso o se le daba carril al que no llevaba pelo largo en la época de facultad. Mil años más tarde, sin embargo, ya no hace faltarse echarse al monte, llegaron la electricidad, el video, las televisiones digitales y las multidifusiones para recuperar el hilo. Y dos temporadas, a la velocidad machacona que llevan los programadores del canal fox, antes nos moriremos todos, no es nada .

House está bien. Llevaba tiempo oyendo hablar del tío borde de la muleta y nadie exageraba. Una serie con ese personaje, sin Francis Lorenzo, con esos dialogos y ese deseo de separarse de la realidad y no esforzarse en retratar con ironía más que su propia historia, como si esto fuera poco, es un milagro.

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