domingo, 25 de marzo de 2007


LOS PROBLEMAS CRECEN.
El ser humano tiene una especial habilidad para desarrollar los problemas y un olfato único para joderlos, y esto es una evidencia más que a lo largo de la historia ha llevado a diferenciarlo de cualquier otro. Igual que no puedo ver a un perro o a un pez en el lugar de quien me imagino, me hago cruces cuando veo cómo nos complicamos faltalmente muchas veces. Claro que la extrapolación necesitaría imaginarse a perros y peces preparando oposiciones, dejándose la vista y la cabeza, quemando su juventud persiguiendo quimeras y abrazando un catalogo tan rico de emociones, fracasos, aprobados, felicitaciones o éxitos, que tampoco deja en buen lugar la comparación que planteo, pero es verdad que a veces somos muy perros.
Por desgracia los problemas abundan, no hace falta salir en su busqueda, ya vienen solos. Tengo un amigo que acaba de aprobar después de ocho años su oposición y en menos de siete días me ha regalado media docena de argumentos para apuntalar mi teoría. Hace dos días estaba de barro hasta el cuello y ahora juega a algo nuevo que hasta ahora no conocía. Si no nos complicaramos tanto seríamos perros o peces, y no aprobaríamos oposiciones. No me consuela.

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