miércoles, 13 de junio de 2007

DE PUEBLO.
Cualquier revés acelera el aprendizaje y ofrece más luz sobre el asunto cuando se trata de dar respuestas rápidas y ofrecer explicaciones. Como por ejemplo, esas que aconsejan no precipitarse, no es hora de dar pronósticos, cuando el muerto todavía está caliente. Pero vuelvo de Vitoria con la sensación de haber sido testigo de algo importante. El partido se decidió muy pronto. En el último cuarto la gente empezó de repente a disparar a discreción buscando blancos inmóviles, primero fue Navarro, luego Boza Maljkovic, hubo recuerdos para Perasovic y una salve por los que se cayeron por el camino, esos que se piran sin ver recompensada tanta lucha y a los que les queda el consuelo de marcharse envueltos en una bandera, como Erdogan, o hasta las branquias de reconocimiento y éxito individual, como Scola, no creo que le veamos más con esta camiseta, al que le sale cuenta echar un vistazo a todas las guerras que deja en el camino. Y eso. Que da pena. Para el que ha sido uno de los mejores equipos de Europa en los diez últimos años, jode tener que seguir agradeciendo la permanencia en la élite como una especie de premio y armarse de resignación ahora que llega el verano a esperar el fin. En una parecida, cualquier catarsis en la sección de Madrid o Barca daría menos miedo, llegarían los fichajes y las promesas de titulos. Aquí, la cosa es distinta. Son muy grandes, pero también es verdad que son de pueblo.

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