Toda la vida avergonzándome de la especie y haciendome cruces por tanta estupidez, la del gilipolllas que no sabe pasar del teléfono movil en la comida, se lleva al baño el portatil o hace tres horas de cola delante del almacen de la esquina para hacerse con el último grito de los moviles de tercera generación, ése que anunciaron ayer, que tal vez ya ni sea ésta la última y haya unas cuantas generaciones de gilipollas que por el camino hayan abandonado la poca dignidad que les quedaba sólo por hacerse con el aparatito que ahora toma video, te permite jugar a la consola o conectarte a eso de internet y no me haya enterado, la degradación consumista, como cualquier otra caida en barrena, también es un nuevo arma de uniformización que proponen las agencias de publicidad para ahorrarse el esfuerzo de ser originales, pues eso, tanta ira contenida para acabar como ellos, mi proposito de enmienda no me redime un gramo de mi miseria.
El reproductor de MP3, ahora voy a tratar de ahorrar mi penitencia, me cayó (literalmente) en las gradas del Palau. Parecía al mismísimo Paul Smith mientras trotaba paralelo a la Ría con el azote de Our Earthly Pleasures en los oidos. Ya tengo emepetrés.
El reproductor de MP3, ahora voy a tratar de ahorrar mi penitencia, me cayó (literalmente) en las gradas del Palau. Parecía al mismísimo Paul Smith mientras trotaba paralelo a la Ría con el azote de Our Earthly Pleasures en los oidos. Ya tengo emepetrés.