YO FRACASÉ EN EL SPORTING.

Hay otras muchas listas. Pero no todas están en Rockdelux. Una de mis páginas favoritas, YO JUGUÉ EN EL SPORTING, por ejemplo, termina el día 18 de este mes de escoger el once ideal para elegir a los jugadores más decepcionantes de todos los tiempos en la historia del club. Una página sobre los desheredados es en sí un homenaje al fracaso y al amanecer de cada día. Victor Manuel se afana en explicar bien la diferencia y que nadie confunda los conceptos. Las diferencias son siempre estados de ánimo. Yo sé perfectamente lo que es una decepción y no me cuesta trabajo distinguir un paquete de un fraude. Pero cuando voto no tengo demasiado claro si me pueden las ganas de cebarme con la historia y procurar que no caigan en el olvido la pifia o el error mayúsculo y aplazar al futuro perfecto todas mis decepciones. Voto con el corazón cuando recuerdo a Tocornal subiéndose las medias después de cagarla frente al Barca. O cuando ojeo las alineaciones de los noventa y veo siempre en la defensa el mismo nombre de Pablo que se repite. Dudo que en la historia del futbol hubiera peores porteros que Isidro o Rodri y en cambio tengo muy claro que lo que me decepcionaron estos dos y la nada es lo mismo.

Para todos los que ya pasamos de los treinta y vivimos el traspaso de Quini, la desilusión llegaba siempre en el mes de diciembre cuando aquellos delanteros centros empezaban a ser cuestionados. Un equipo de decepciones en este Sporting jugaría siempre con diez tíos en punta: Rinaldi, Savic, Wilmar Cabrera, Gomes, Scotto, Luna, Kucharski, Kamatcho, Da Silva y Calandria.