El panegírico y un documental de Oliver Stone revisando tu obra. No se me ocurre peor forma de despedirte. Televisión Española también lo entendió así y quiso despedir a George W. Bush sucediendo las interminables secuencias de Obama paseando por las calles de Washington con una película sobre las andanzas del anterior presidente que revisaba sus primeros pasos en la vida para tratar de comprender los últimos tropiezos. Todo muy poético y muy introspectivo, en la linea de las últimas de Batman. Si no fuera porque la carrera de Oliver Stone en los últimos veinte años tampoco se diferencia demasiado de la de W. y a falta de haber sido capaz de amañar unas elecciones y provocar una nueva guerra, el hombre tampoco da una a derechas. Esta última, efectivamente, era también una mierda. No basta con cascarte una peli así sobre Bush para decir que es buena.
Cada criatura es hija de su tiempo y aquí hay peña que ha sufrido la presencia en el poder de Bush más que nadie. El penúltimo mérito del ex-presidente es precisamente ése. Un documental tan malo, un director de saldo y miles de víctimas que a partir de mañana por la mañana van a llenar los centros de salud de la seguridad social reclamado lo suyo, la pensión por daños colaterales y un nuevo entretenimiento.
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