Si es que las oportunidades como ésta hay que cogerlas al vuelo. Cuando el jueves vi en San Mamés la posibilidad de tomar ventaja en la eliminatoria y Barral tuvo el 0-1 en sus botas, en el instante que transcurrió entre su disparo y el rechace del portero debí de hacer caso a aquel impulso gilipollas y dar rienda suelta a mis deseos, por mí y por todos mis compañeros, liarme la cazadora a la cabeza y probar a detener eternamente el tiempo. No me digas. A veces es tan fácil ser féliz que da miedo de pensarlo. Hubiera preferido imaginarme mis cenizas y las de Barral esparcidas por el area pequeña que comprar en ppv el partido de ayer en Getafe para terminar viendo ésto.
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