martes, 13 de enero de 2009

UNA ALFOMBRA LARGA Y ROJA.
Cuando alguien dijo que las ramas no le dejaban ver el bosque posiblemente estaba pensando en esto. En la cita periódica con la ceremonia de los Globos de Oro y en el compromiso de tener que asumir a la media hora de emisión la pobreza de sus conclusiones. No necesito verla entera, claro. Que de los premios y de los pronósticos y de esas quinielas que seguro que voy a palmar, nada de nada. Ahora que no me digas que Drew Barrymore no se ha vuelto a operar, ha tenido un ictus o ambas cosas. Micky Rourke, también. Que Robert Downey Jr. se ha vuelto a meter. O que Kate Winslet esta fabulosa. El problema de que todas las ediciones se parezcan tanto conduce a la confusión de meter a todos en el mismo saco y castigar a los justos que no han probado el vino en su vida por todos estos pecadores adictos a la silicona a quienes cincuenta años más tarde ni siquiera se les pasara por la cabeza hacer votos de arrepentimiento para desmarcarse del resto. Los Ashton Kutcher del futuro tienen hoy seis años y no se imaginan saliendo con la hija de Bruce Willis. Aun es pronto. Que vayan en cualquier caso todos juntos por la sombra.

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