lunes, 18 de mayo de 2009

RAMONCÍN SAYS.
Era cuestión de tiempo que Ramoncín terminara entre el jurado de Operación Triunfo. No es justo discutirle el puesto ni hacer una preselección de candidatos (que los hay) que también podrían muy dignamente haberlo sustituido. Tampoco lo es hacerle un hueco en la imaginación a sus posiblidades infinitas en otros lugares de la industria ni cuestionarse la oportunidad de su decisión ni la justicia de su sueldo, si este era el momento y el lugar, el cuánto o el cómo. Para hablar del triunfo y mostrar el camino no se me ocurre mejor padrino. Nunca estuvieron tan cerca ni tuvieron un compromiso común tan noble las dos partes del asunto, el alumno y el profesor, los fieles que van en la procesión y el santo, condenados miserablemente a entenderse. Al fin queda claro el triunfo que persigue esta gente, no nos vamos a engañar, quién coño quiere ser artista y todo ese rollo, componer media docena de canciones conocidas o pasarse la eternidad dando conciertos, pudiendo llegar a fin de mes haciendo la mitad, apilar sus éxitos olvidados en las gasolineras y vivir del cuento.

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