Me pregunta Oscar por lo de la fiebre porcina. Me cuenta que allí en Méjico la cosa se está poniendo mal, aun peor, que la gente se lo toma normal pero que en D.F la paranoia es acojonante. Ni restaurantes, ni cines ni nada. Que el presidente ahora se ha puesto responsable y le ha dado por decir que el sitio más seguro es la propia casa. Con dos cojones. Y me dice que eso sí, que él no lleva mascarilla, que le parece bastante inútil, que no hay trabajar en el Gregorio Marañón para darse cuenta que si el virus se transmitiera por el aire habría doscientos motivos más para sentirse seriamente preocupado. Y yo le digo que sí, hombre. Que la cosa está chunga y eso. Y que desde que vi palmarla al Doctor Green y a Ricky Hatton besar la lona como un bebé, me siento preparado para lo que venga. Le hablo del Sporting y de lo mal que duermo los domingos por la noche. Y que posiblemente tampoco yo llevaría mascarilla. Que quien te asegura, digo yo, que las putas mascarillas no las fabrique una empresa donde sean consejeros Jaime de Marichalar y Donald Runsfeld. Que es una pena la publicidad que hacen del tema y cómo se trata y sentirse tan poco responsabilizado ante una situación como ésta, probablemente víctimas de la deriva de esos dos mil años de evolución que nos han colocado ante la mayor de las insensibilidades. No le veo solución, la verdad, o al menos no encuentro entre mis soluciones ninguna que tranquilice al planeta o que permita a la rubita de Antena 3 abrir un telediario. Por fortuna, cualquier día Obama se tirará un pedo en alguna visita a un país asiático y la gente empezará a hablar de otra cosa y la gripe, seguro, será un vago recuerdo, Bono diseñará unas camisetas para recaudar fondos, la Gran Vía se poblará de voluntarios recogiendo firmas y a lo mejor hasta montan algún concierto benefico con Juanes, Killy Minogue y The Killers.
Yo ya estoy preparado para palmar, amigo mío. No hay que extrañarse que cualquier día llegue otro virus y entonces sí, con mascarillas y camisetas de U2, nos lleve a media humanidad por delante.
Yo ya estoy preparado para palmar, amigo mío. No hay que extrañarse que cualquier día llegue otro virus y entonces sí, con mascarillas y camisetas de U2, nos lleve a media humanidad por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario