Lo dice uno de esos colaboradores maricas de por la tarde. Que Bardem es el mejor actor del mundo, creo que esas fueron sus palabras exactas para referirse a él, que es una opinión que comparte más gente del negocio, qué mal suena esto último, como por ejemplo Sharon Stone, insiste el marica. Luego todos pasan a hablar de Sharon Stone y de la suerte que tiene por haber coincidido con ella (no sé para qué, la verdad) y la contrarreplica a la primera proclama devuelve un intercambio de chismes donde el cine se diluye entre el ultimo lifting de Travolta y el vestido verde de aquella actriz. Cualquier popularización tiene su primera respuesta en los platós de televisión y en la posibilidad de permitir que todo dios opine de lo que menos sepa y pretenda aparentar lo contrario y nos haga pasar a todos por idiotas. Qué importa, al lado de los inicios de Bardem o la acompañante de George Clooney, todo lo demás. Que la gala haya vuelto a ser un coñazo, que los tiempo muertos en Madrid fueran más coñazo todavía y nos hicieran esperar con impaciencia otra vez la gala, temerosos de que presentando algún premio hiciera aparición Corbacho, del brazo de Sharon Stone, Coronado o cualquiera de estos gilipollas que se creen tan ingeniosos y no tienen ni media ostia, Piedrahita, Veiga o Muñoz de Mesa.
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