domingo, 10 de febrero de 2008

LA COPA (II): DE REPENTE, SONSECA.
Hay que ver la cara de gilipollas que se te queda cuando tu equipo pierde de esta manera, ahora me toca a mí, dice el tío, todos se miran entre sí con gesto de asombro, sale a la cancha decidido, en dos segundos ya coge la posición, rebotea, finta media docena de veces en el poste, se cuelga del aro y mete los tiros libres decisivos después de forzar un par de mandarinas a la estrella rival. El partido está igualado pero a él no le tiembla el pulso, le da igual no haber metido una en seis años, enfrentarse a sus ex-compañeros y que el lastre de vago y paquete que arrastra le impida levantar los dos pies a la vez o tenga que jugar con una mano a la espalda. No es Jordan, Jabbar ni Rudy. Quien pensaba que así fuera a decidirse todo. Y no será porque no me autoavisé. De repente, Edu Hernandez Sonseca.

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