jueves, 4 de septiembre de 2008

MI PRINCIPE.
Ahora ya sé que Federer nunca será premio Principe de Asturias de los Deportes. Y Sampras tampoco. Ni Agassi, Edberg, Bjorg o Connors. Cultivaba en secreto la esperanza de ver a cualquiera de ellos por Oviedo, pero éstas son las cosas que tienen los premios, su caprichosa arbitrareidad o su sometimiento a las normas más elementales del mismo mercado en el que mandan los mismos mamones de siempre, que entre votaciones y deliberaciones secretas y acaloradas permitieron la ocurrencia de formar un jurado con José Ramón Pindado o María Escario.

Pocas veces habrá criterios tan objetivos y errores tan flagrantes. Las comparaciones son odiosas. Nadie tiene tantos torneos de grand slam ni ha jugado nunca tan bien al tenis. Su revés es el mejor, es caballeroso cuando gana y las pocas veces que pierde lo hace también mejor que nadie. Le sudará la polla no haber ganado el premio, es un caballero, pero se hara cruces de pensar en la velocidad con la que se puede descender al mayor de los olvidos después de haber sido durante tantos años el más grande.

1 comentario:

Vatanen de Porciles dijo...

que razón tienes, pense que era el único que pensaba de esta forma.