domingo, 9 de mayo de 2010

LA PERMANENCIA ERA ESTO.
Era el colofón perfecto a una temporada hecha a medida de pequeños detalles como éste. Hubiera sido excesivo conseguir los tres puntos y evitar que los últimos diez minutos no se pasaran en silencio como acostumbra, rezando por evitar la desgracia, aguantando los augurios del vecino, el resbalón de Ivan Hernandez o el balón a la olla que nos dejara con cara de tontos. Podíamos haber apurado alguna carrera o buscado con más insistencia la victoria que hiciera olvidar los tropiezos anteriores. Pero hubiera sido estúpido pensar que el partido de ayer estaba hecho para el lucimiento y olvidarse inconscientemente de todas las contraindicaciones que recomendaban precisamente proponerse lo contrario. Como si los males que han conducido a este equipo a donde esta tuvieran limitada su vigencia o de repente todos supieramos jugar al futbol. La apuesta inteligente era la que Preciado propuso para asegurar la permanencia. Había que conseguir el punto. Daba lo mismo que la defensa del Atletico fuera blandita o que fueramos nosotros los que nos jugaramos más. Bastaba con disociar los propósitos de los hechos. Dejarse de historias y buenas intenciones.

Tengo la sensación de haber visto a este equipo jugar muy bien al futbol en algún momento del año que ahora ya tengo olvidado. De haber consumido en unos meses el calendario de varias temporadas. Y la esperanza de que cuando escriba lo que pienso por fin me voy a sentir mucho mejor.

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