Hay gente antitaurina. Ven a Tomás o a Ponce y se vuelven locos. Yo soy antidoblaje. Empiezo y me pierdo. Veo que el tema no avanza y que tenemos para rato y encima leo entrevistas donde el que pone voz a Stallone explica cómo hace para diferenciar su entonación de la de Robert de Niro o Al Pacino y es que me parto de la risa. Antes desaparecen los toros que el doblaje, está claro. Y como cada uno lo valora como quiere, será cosa mía, yo he visto en Malditos Bastardos un guiño de Tarantino hacia todos los que formaron parte de la resistencia francesa, inglesa o alemana, contra los nazis, los que entonces estaban por encerrarse por Garzón o lo hicieron después y los defensores de la V.O. a quienes Christoph Waltz puede hablar como le apetezca según el caso, el embajador por la causa perdida que estabamos esperando.
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