miércoles, 7 de abril de 2010

EL BRAZO DURO DE LA LEY.
Victor Cifuentes ya dejó de ser abogado hace años. Se sacó la oposición y ahora es fiscal, reparte leña como haría el mejor defensa, atento al corte, y lucha enconadamente con esas causas perdidas que terminan casi siempre con la portada en prensa y algún escandalo sexual para acompañar el asunto y que la lectura del sumario de dos mil páginas, entre exhumaciones y tetas, sea más llevadera. Debería de aprender la justicia española de tíos como éste. Podrían prepararse Matas y Maite Areal. Un fenómeno. Como si hubiera sido necesario esperar veinte años para encontrarle un papel, el que ha perdido en teleseries y el olvido incubado durante todo este tiempo, ahora que se luce en la tercera temporadad de Dexter y cuesta encontrar fisuras interpretativas en el personaje de Miguel Prado, que parece hecho a medida.

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