Jueves por la tarde. Mes de Abril. A una eliminatoria europea como ésta, la que juegan el Tau y el Barca, sólo la pueden mejorar cosas como ésas, el buen tiempo y los atardeceres previos a la semana santa, que llegas a Vitoria y hasta delante del Pabellón uno puede darse una vuelta delante de las taquillas y bordear en jersey las torres sin quedarse helado. A la salida es otra cosa. No sé cuántos grados hay fuera del recinto, pero cuando corres hacia el coche no sólo buscas encender pronto la radio para esuchar las ruedas de prensa de los entrenadores sino esconderte del calor y buscar cobijo en el atasco que te espera hasta salir de allí. La del martes había sido otra historia. Le preguntaron a Xavi Pacual, después de la derrota, al comenzar la suya, si no sentía haber perdido una oportunidad y el contestó que cada vez que se perdía un partido como aquél sentía que se dejaba pasar una oportunidad porque cada partido era una oportunidad y cada sentimiento y cada partido eran oportunidades que la vida te daba para aprovecharlas. Coño, que parecía Neruda y tuvo que intervenir Rafa Muntión para reconducir la entrevista a los tópicos que todos estabamos esperando. Los mismos que ayer volvía a esuchar al enterarme de la actualidad del G-20. Dice mi santa que Muntión podría cascarse una rueda de prensa mientras se prepara una tortilla francesa o se duerme la siesta. Ayer hablé con él antes del partido. Y decía que todo es igual, vaya, porque sólo cambian los actores pero apenas encuentras diferencias entre cada escenario. Que Obama no estaba ayer en Vitoria. Y que en Londres, casi seguro, Navarro también la hubiera podido armar.
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