domingo, 26 de abril de 2009

DESPEJA LA EQUIS.
Todo el mundo conoce la habilidad que tiene Almodovar de convertir toda la mierda que toca en oro. Una maquina el tío, por méritos propios o por una sinergia cósmica sin precedente, que no hay material que se le resista. Pero una cosa son las habilidades propias y las aficiones para los ratos libres y otra muy distinta es lo de las ruedas de molino y esto de convertir a Ruben Ochandiano en un top model, un actor de culto o pretender que el chaval, que no tiene ninguna culpa, termine jugando de delantero centro en el Madrid o de ministro. Antes de que esto ocurra, hubo unas semanas en las que me cansé de verle en las portadas de todas las revistas, disfrazado con cuatro trapos, listo para los carnavales y para los Oscar, como si fuera, ejem, el próximo James Dean.

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