Esta no es una película de Will Smith. Que algunos se vayan enterando. Nos quedan cinco partidos, cuatro de los cuales se disputan ante equipos que no se juegan nada, y lo que nos queda es tirar de casta y dejarnos los cojones en el sentido más estricto que uno se puede imaginar de la dichosa frase, que no se muy bien cómo se hace, pero tengo muy claro, ahí están los resultados, que tiene muy poco que ver con lo que hemos hecho hasta ahora, escondiendo la pierna, arugándonos ante el primer rival con mal genio en ponerse en medio, con lo que lleva varias jornadas haciendo por ejemplo Luis Morán. Hay que salvarse, coño. Dejarse de remilgos y ponerse serios. No quiero esperar otros diez o quince años en regresar a primera, cuando ya no tenga recuerdos que contarles a mis nietos de lo que fue este equipo, si acaso algunos lo podemos ver. Meter al rival en la portería, trucar los balones, minar el campo o regalarle al Colegio de Arbitros un camión de sidra. Lo que sea. Quiero volver con mi padre a El Molinón. Volver a jugar la UEFA, la intertoto o descender como se debe de hacer, con dos cojones, pero no así. Y con esta arenga que podría abrir perfectamente el fanzine de Ultra-Boys del domingo me voy a olvidar del tema un poco, a ver si puedo.
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