NO ME LOS PIERDO.
Otra vez los Goya. Cojones que rápido pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando Rosá María Sarda se convirtió en un saco de golpes y personalizó el fracaso de aquella edición y ya estamos de nuevo con las mismas. Este año no estará Corbacho, qué mas da, que ni siquiera lo verá desde casa, porque seguro que encuentra algo mejor que hacer un domingo por la noche. Hoy televisan el Sporting-Sevilla en Canal Plus. Y el caso es que hace años que cualquiera lo puede ver. El momento crítico en el que las estrellas se comienzan a quitar de encima el fracaso y eluden los golpes como pueden, ése momento en el que la responsabilidad tiene dueño y todos miran hacia el entrenador que pasaba por allí, suele representar el principio de algo grande que normalmente no suele venir solo. Aquí no hay responsabilidades ni cambios. La fórmula permanece intacta. Las ceremonias se suceden y los entrenadores se repiten esperando que la rueda repesque a los que por el camino ya han tenido tiempo de limpiar su hoja de servicios de aquel fracaso.
Apenas he visto dos o tres de las películas nominadas. No veo estrellas, chavaletes que aprendieron a cagarse en dios antes que a coger un tenedor, ni grandes éxitos. No le veo sentido a una exhibición pública de este tipo. Y no sé por qué todos los años me sigue obsesionando lo mismo.
2 comentarios:
La verdad es que los Goyas no tienen mucho glamour. Pero los veremos atentamente. Saludos
Habrá que verlos...
Publicar un comentario