Nadie hace una lista para ordenar por criterios imbéciles las listas y ordenar las clasificaciones que ordenan a finales de año todo lo inclasificable según la conveniencia, los gustos o las otras listas donde alguna vez leyeron lo que tenían que clasificar. Todo el mundo clasifica. Pero todos terminan igual. El más elegante del año es siempre el Príncipe Felipe. Él y Carrascal. Javier Bardem siempre aparece entre los más sexys, dentro de una lista que no discierne entre lo sexy, lo ridídulo o lo miserable, y donde no veo, por ejemplo, a gente que tal vez lo mereciera más, como Carlos Bardem o Carrascal. Los artistas del año siempre provienen de las mismas multinacionales premiadas entre las que destacan siempre los mismos, algunos sacaron disco hace un año, otros hace tres. Ronaldo y Cassano son los más puteros. Pero no veo a mi vecino en la lista. Tampoco coincide ninguno de los elegidos con los míos. No sé quien es el Duque ni en qué siglo reinó. No he escuchado ni pienso hacerlo en la puta vida a Macaco o Nena Daconte. Y que no me hablen de Shakira, de Sergi Arola, de Manolo Escobar o de Ruiz Zafón. De acuerdo con los gustos y los colores. Pero aquí parece que todo el mundo viera la vida a través del mismo cristal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario