Y a Cassano yo no lo pondria de titular ni en un equipo de macarras vagos y borrachos, donde se acabaría haciendo a pulso un lugar al final del banquillo, desde donde chuparía marginación, rebeldía e incomprensión igual que si fuera el herore miliciano de todos los macarras, vagos y borrachos que encontrarían en él a una bandera. Su destino es ser siempre un elemento marginal. Para ser un vago y un macarra con clase la primera regla de oro es saber disimularlo y no cantar tus intenciones al autobús del equipo. Porque de lo contrario te conviertes en un jeta. Y en el equipo de los jetas seguro que los hay que no van explicando sus noches por ahí y tienen mas clase que tú y te quitan el puesto en el once. No hay ningun banquillo desde donde Cassano tenga esperanzas en la vida de ser titular. Porque, amigo mío, también los conozco mucho más puteros que tú.
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