Lou Reed también se pasó por allí. Otra americanada. O a lo mejor esto no se puede considerar como ejemplo de aquello. Pensar que sólo hablamos de una americanada cuando es otro el que perpetra el delito, o sea, un europeo. O que la americanada, a lo mejor, no es ir a comer a El Frontón sino otras muchas cosas, el turismo de dominguero, zambullirse en la guía del ocio o dejarse comulgar con ruedas de molino y acompañar inconscientemente en la procesión al santo, desde la iglesia al sepulcro. El caso es que el sábado nos pasamos por Tolosa. Estuvo bien.
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