miércoles, 10 de octubre de 2007

CANAL NOSTALGIA.
Entre mis infinitos recuerdos por saldar aun tengo uno pendiente en el que adivino al cantante de Tommy Crimes (creo que era Charly) acercarse a su tienda de discos favorita para hacerse con el penúltimo de Buffalo Tom. Ahora que todos han abandonado el barco, me pregunto cuánta realidad quedara solidificada en mis deseos y hacia dónde habrá escapado Charly, qué habrá pasado por su cabeza al volver a ver en las estanterias a los de Boston, que no habrá dejado de enterarse, han vuelto, con quien compartirá lugar en la colección el THIRTEEN EASY PIECES, o hacia qué parte del mundo habrán volado todos aquellos proyectos y esas ganas de destacar con las que se levantó un día de la cama e imaginó ser como ellos.

Ahora ya nadie toma de referencia a Bill Janovitz porque la generación que puede permitirse el sueño de convertirse en una estrella llega a la fiesta quince años tarde para conocerlo y el tiempo y las modas imponen otro tipo de espejos en el que los que se reflejan solo escuchan post-folk y desayunan a las dos de la tarde con Iron Wine o Cocorosie. Es nostalgia si uno le pide un recuerdo a una canción. En los demás casos, es simplemente cuestión de gustos.

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