Ya se comienza a preparar la reunión de Diabologum para el próximo año. Se comenta en Francia y lo piden con insistencia los que aun pensamos que fue ayer cuando aparecio su disco #3 y que no tienen nada malo los reencuentros, vamos a curarnos en salud, una forma como otra cualquiera de honrar el paso del tiempo y hacer propósito de enmienda para lo que aguarda a la vuelta de la esquina, cómo pasan los años, que cada día que pasa quedan aquellos festivales de verano mucho más lejos. Ahora se habla del último disco de Michele Cloup como uno de los mejores del año pasado. La mejor manera de combatir la nostalgia y evitar sueños imposibles de reuniones o discos póstumos que a lo mejor no conducen a nada. Porque el tío está muy vivo. Es hablar y no parar. Como si se hubiera pasado quince años muerto, me lo tropiezo en todas las revistas, suena para tocar otra vez en festivales. Continúa la senda iniciando en Experience y ahora dice que está más tranquilo, los años dulcifican el ánimo y te vuelven menos trascendental. Eso mismo pienso yo mientras lo escucho. No debería de haberse ido nunca.
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