martes, 22 de marzo de 2011

AHORA, GADAFI.
Todo el mundo tiene una foto hecha con Gadafi. Era como el disneylandia aquel de la política, donde escoges el famoso que prefieres y te pides la foto, que no había entonces político que no viajara alguna vez a Libia a por unas garrafillas de gasolina y de paso se hiciera la foto souvenir con el dictador. Como la excursión por la sala de trofeos del Bernabeu o la visita al Congreso. Peor que una foto es una invitación de boda o un tratado bilateral de cooperación. Todo el mundo tiene una foto vestido de camisa azul. O un padre que fue ministro con Franco. Ahora tododios vende armas a tutiplen y no tiene en medio Africa dictador con el luego se pueda pelear sin exponerse a que alguien se lo recuerde. Y todos quieren lo mismo. Todos salvo Llamazares y los del BNG. Moverse por el planeta quemando aceite. Se olvida muy pronto la foto o el tratado y se subvierte la realidad con un soplido tenue, como el que aparta cuatro pelos de una mesa, esperando que nadie se acuerde de aquello. Los cajones se llena estos días de documentos comprometedores. Al fin y al cabo, te consuelas, todos se han hecho la foto y, como tú, fingieron ser felices en el preciso instante en el que se la hacían.

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