martes, 28 de diciembre de 2010

PAYASOS LISTOS.
Hay un tío que trabaja en el Registro de la Propiedad que se parece al domador de elefantes de Balada Triste de Trompeta. Uno no sabría bien por qué opción decidirse, esa es la verdad, llegado el caso. Son pequeños detalles. Todos juntos se convierten en una opción que busca decididamente conquistarte por su cercanía. Como el tío del registro, el 124 amarillo o tantas cosas. Quién no ha estado enamorado en silencio alguna vez. A quien no han operado de cirugía estética y se ha quedado insatisfecho con los resultados. Y pese a todo, tampoco se puede decir que Alex de la Iglesia haya deliberadamente decidido abordar los grandes temas en esta película. Posiblemente todos sean efectos colaterales, esos pequeños detalles, de la verdadera excusa para contar una buena historia sobre el circo. A su manera. La que pensaba que ya no iba a recuperar nunca. Da igual que el papel de Santiago Segura sea testimonial. Sus secundarios vuelven a estar de lujo. Y el desenlace está a la misma altura de la historia. Altura amarga, claro. No hay jamones para todos. Perfecta.

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