viernes, 10 de diciembre de 2010

PEPIN. EL PLUMERO.
A mí también me importan una mierda los problemas de los controladores. Sus angustias, sus miedos. Si se hacen pis en la cama o tienen problemas de sueño. También entiendo que la mayor parte de la gente comparta mis inquietudes y piense en ellos como un puto incordio y no como personas con hijos y familia o fiestas de fin de semana igual que ellos. Porque es lo que dice Cándido Méndez, para quien esto de los trabajadores es una cosa diaria que tiene casi dominada y ni se le pasa por la cabeza que todos (mucho menos los trabajadores) seamos iguales. Los cojones. Me vas a comparar tú a mí un recolector de la vendimia con un pénjamo de éstos. Los problemas reales de la gente tienen que ver con los horarios y los sueños. Cuántos de ellos rotos. Volar a tiempo para seguir disfrutando a tope de la vida, sentarse a ver la tele full-hd de 32 pulgadas para poder verte desgañitado en la Terminal de Barajas, defendiendo lo tuyo, o incluso a otros, gente corriente como tú, quejándose por los mismos problemas (todos igual de importantes). Hagamos asociaciones y organicémonos. Estoy harto de escuchar repetir las mismas historias. Los que se iban de aniversario de novios a Paris. Los que perdieron sus entradas para ver a los Celtics en New Jersey. Quien ha engañado a esta gente para viajar. Quien les ha convencido para casarse en La Vegas o para creerse que perder un partido de liga regular pueda ser importante y te puede marcar la vida o merezca la pena luchar por ello. Nada me gusta más que imaginarme a Cándido Méndez reunido con el representante sindical de las mechas, el controlador, un encuentro que nunca veremos. Y nadie habla de la privatización de AENA y del dinero que perderemos los españoles por el camino. Cuánto nos cuesta asumir los aeropuertos de mierda que nos quedan y perder los otros. Tápate el plumero, Pepiño, que se te ven los guebos.

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