Luego pueden ser las mayores mierdas que haya escuchado nunca un ser humano. Pasa a veces, de acuerdo. Esperas ansiosamente a que suenen los primeros acordes. Insistes un poco y le das tiempo. Y a los dos días, no hay manera, tuerces la cara. Se te cambia el carácter. Te juras que no volverás a caer jamás.
Pero el momento en el que les quitas el plástico y los apilas en la estantería y tienes delante de ti los tres discos que te acabas de comprar, justo ese momento, es mágico:
Triangulo de amor bizarro: año santo. Su segundo disco. Me conformo con que sea la mitad de bueno que el primero. No sé en qué punto del revisionismo les coloca la prensa musical. Porque el caso es que hacen una cosa rara, que hubiera sido normal hace veinticinco años, pero que ahora no tiene espacio suficiente, junto al resto de cosas que se hacen, para descansar.
El hijo: madrileña. A Abel Hernández hace años que se la ido la olla. Cerró Migala en rebajas y se piensa que nadie se da cuenta y que con estos discos puede pillar más. Firmo un empate en el último minuto.
The new pornographers: together. Challengers fue un disco sublime. A quién coño le importa que se repitan.
Pero el momento en el que les quitas el plástico y los apilas en la estantería y tienes delante de ti los tres discos que te acabas de comprar, justo ese momento, es mágico:
Triangulo de amor bizarro: año santo. Su segundo disco. Me conformo con que sea la mitad de bueno que el primero. No sé en qué punto del revisionismo les coloca la prensa musical. Porque el caso es que hacen una cosa rara, que hubiera sido normal hace veinticinco años, pero que ahora no tiene espacio suficiente, junto al resto de cosas que se hacen, para descansar.
El hijo: madrileña. A Abel Hernández hace años que se la ido la olla. Cerró Migala en rebajas y se piensa que nadie se da cuenta y que con estos discos puede pillar más. Firmo un empate en el último minuto.
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