lunes, 7 de junio de 2010

LA LENGUA DE LOS GIRASOLES/LAS MARIPOSAS CIEGAS.
Como la tortilla de patata. Más facil que una vichysoisse. Si lo que quieres es tener tu película de la guerra civil hazte con los ingredientes adecuados y asegurate de mezclarlos a tiempo. La primera vez puede que te salga chamuscada del horno. Insiste. Que no tiene perdida:

1.- La víctima: el pobre republicano. Cara compungida, como que no puede más. Di Caprio sería un especialista en este tipo de papeles y en poner cara de eso y más sin que uno se diera cuenta de que lo hace. Muy caro. Busca en una serie española o lánzate a por una estrella de primer nivel, de las de aquí, que tampoco están los tiempos como para hacerse los estrechos. El tema, además, juega a tu favor.

2.- La mujer de la víctima. Por si no queda claro, el primero es un hombre. La parienta también las tiene que llevar y arrimar el hombro por la causa. Que no sea demasiado guapa. Tampoco fea. Resultona, de buen ver, insinuante.

3.- El villano. Aquí tienes donde elegir: sargento, brigada, alferez, teniente. Así hasta teniente-coronel. Cura, monaguillo, ovispo. Militante en la falange o requeté. Suele ser el papel más lucido. La gente tiende a recordar la historia primero por el antiheroe que por sus nobles adversarios. Puede tener un defecto físico, aunque esto es opcional, una pata de palo o un ojo de cristal. Un poco pervertido ayuda. Suscrito al Lib, con vicios de juventud.

4.- El niño. Ay. Manuel Lozano está ya crecidito. Tienes en catálogo a Roger Princep, que se va a terminar creyendo el papel y un día se tira por la ventana. No recuerdo ningún chaval, pero seguro que en el Internado de Antena 3 queda alguno al que le puedas calzar la boina y mandar al monte.

5.- La oportunidad y el momento. Gustan las adaptaciones literarias. Levantan la polvareda puramente publicitaria suficiente que ayuda a mover el tema. Unos años en el horno. Si tienes más de 60 años y encima llevas tiempo sin dirigir no sabes la que te espera. Haz un hueco en la estantería para los goyas. Indaga si hubo algún maqui entre tus antepasados y si no píntalo. Te vas a forrar.

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