Quedan esos momentos. Media docena. A lo mejor, alguno más. Pero con el tiempo no son más que diez o doce los que uno recuerda. El de Llull del otro día fue espectacular. Como los triples de Bullock contra el Panathinaikos o las canastas de Charles Smith en Charleroi. Conseguir hacerse un hueco en la historia de oro de mis hazañas deportivas favoritas vale pasar a la eternidad, la que no tiene fecha de caducidad y se reivindica con el recuerdo del eso lo vi yo, es verdad, cada poco tiempo.
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