miércoles, 24 de junio de 2009

YO ANTES ERA TRAVIESO.
La mediocridad también tiene su presidente. Hay una academia y elecciones periodicas en las que votan sus miembros para renovar sus cargos y perpetuarse, si es que pueden, en el poder, rajar de Esperanza Aguirre y llorar con amargura todos juntos porque no llegan las subvenciones poniendo cara de mucha pena. El presidente de todo esto es Corbacho. Que aspira a jubilarse en el cargo y lleva rodando historias desde que pensó en aquel momento que ya era hora, que la gente ya estaba preparada para ellas y ninguna crítica iba a tener valor de poner pingando a quien llevaba haciendo tanto tiempo el gilipollas por hacer cosas tan nobles como estas. Algo así como si Conrad Son se pasara al cine convencional. Hay un criterio de oportunidad en el libro de Ramiro Lapiedra. Y hasta las películas de Lars Von Trier posteriores a Los Idiotas se analizan de otra manera. Todo eso lo sabe Corbacho. Tapas no estaba mal. Cobardes, tampoco. Todo cambiará cuando la distancia con sus primeras travesuras obligue a castigar exclusivamente a las últimas. Ya nadie recuerde las primeras. Y la gente quiera otro que presida esta nave y pida tu cabeza.

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