lunes, 29 de junio de 2009

ENHORABUENA. HA TENIDO USTED UN TRONISTA.
Aunque la verdad sé que ésta no es la palabra exacta. Pero me encanta. Creo que son simplemente pretendientes todos los demás gilipollas que se revuelven en sus sillas, todos disfrazados de chulos de putas, con muy poco estilo, confundidos por las modas, que un día te animan con eso de la metrosexualidad y otro te camelan de que lo que ahora se lleva es ir vestido como el Guaje o Julito. Se comportan igual y mimetizan su personalidad hasta las últimas consecuencias. Si hay que depilarse las cejas, tostarse la cara o no reconocerse delante de un espejo es lo de menos. Mi amiga María sale con uno de ellos, menuda sorpresa. Juraría haberlo visto cortejando a alguna muñeca rusa, con las tetas de goma, en un parque de atracciones, pero no estoy seguro. No le creo capaz, tendría delito. Podría acusarle, posiblemente sea un error, se parecen todos demasiado. Este también tiene una verruga muy grande en la cara que lo hace diferente. En casa de ella están encantados, dice su hermana. Por fin han conseguido un tronista.

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