lunes, 16 de marzo de 2009

NO MÁS TIENDAS.
En mi época, cuando el jugador de futbol dejaba de estar en activo pasaba a un dulce reposo que le permitia si era listo continuar su carrera en los banquillos. Entonces la mayoría abandonaba la competición y los más capaces montaban una tienda de deportes. Siempre hubo casos excepcionales. Nadie ganaba tanto como ahora. Y por eso las pérdidas siempre eran modestas, aunque las leyendas digan lo contrario y se inventen un western de Akira Kurosawa para recordar el camino de algunos que pasaron de entrenar y de la tienda. Ahora, claro es otra cosa. Yo los entiendo. Yo también preferiria dar el coñazo y salir en la tele dándomelas de entendido delante de la familia antes que vender playeros y hacer liquidaciones trimestrales. Pero tienen que darse cuenta que su trayectoria deportiva no les capacita para nada y presentar ejemplarmente sus renuncias a sus posiciones de comentaristas. Todos ellos. Olvidarse de la pasta fácil y enseñar a los demás el camino. Si quiero saber qué pasó el domingo por la tarde, me basta con escuchar a Alcorta y Cañizares y pensar justamente lo contrario. Siempre oí que éste había invertido bien la pasta en bajos comerciales. Que los rente, coño. Y que nos dejen a todos en paz.

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