lunes, 9 de marzo de 2009

ALTERNATIVE NATION.
Esta era una de las razones por las que cualquier ejercicio crítico de observación culminaba siempre con un llanto victimista. Todo puede ir siempre a peor. Y muchas de las cosas que no lo hacen a veces se benefician de una muerte prematura o de una retirada a tiempo victoriosa para evitarlo. Y es que demasiadas veces nada es lo que era. El futbol termina pareciéndose demasiado a la música, al cine o a cualquier experiencia que a mitad de camino cambió de forma y prefirió que la siguieran llamando por su nombre cuando tenía muy poco que ver con él. No hace falta ser muy listo para convencerse de lo que digo. MTV, por ejemplo, podría hacer carrera como un perfecto canal chorras. Sería invencible. Sus programas se han convertido desde hace diez años en inclasificables. Chavales salidos. Fiestas en la playa. Es mi deseo de encontrarles un nombre y poder etiquetarlos lo que me permite hablar de ellos como una auténtica puta mierda. Nada se sostiene. Todavía tengo la esperanza, cuando por descuido acabo en el canal, de ver a Julian Casablancas en una de esas fiestas. O a Justin Frischman, quince años más tarde, con veinte kilos más, sometiéndose al penúltimo cambio radical que le permita lanzar disco en solitario o un recopilatorio con dos temas nuevos.

Y mira por donde ayer me encontré en el dial 82 con una nueva versión que se pasó la tarde del domingo programando antiguos éxitos. Alternative Nation lo llamabamos. Parecía música. Sonaba bien. Cambié al 27, por si acaso. Parece que cada canal sigue su camino, respiré hondo. Los chavales seguían a lo suyo.

No hay comentarios: