viernes, 17 de octubre de 2008


EL SONIDO DEL SILENCIO.

No es lo mismo el ruido de fondo que el ruido de la voz. Soy feliz paseando por Mallorca entre alemanes, por ejemplo, compartiendo mi buffet con ellos y pensando lo estupendo que sería disfrutar del sonido del silencio y alejar del planeta la tertulia de María Teresa Campos y los rebuznos del congreso. Uno comienza escuchando la DSF y termina deseando ponerle al mundo su propia voz, escoger el hilo musical y las lecturas y suprimir, como he leido a Casciari, la voz de los comentaristas deportivos en las retransmisiones, que sería la primera piedra seria del proyecto.

Y sin embargo la idea que acabo de leer, que es sincera y buena en el fondo, no resiste el planteamiento, la supervivencia de los mejores, entre los que (ya viene el tufillo Prisa del blog) destaca el autor a Maldini, Carlos Martinez, Robinson y Valdano. Pasando por alto su pertenencia a la misma cadena y que mi idea del horror absoluto se aproxima mucho a la de compartir la eternidad en una isla desierta con éste último, he sacado tiempo para un ranking que cada vez escucho a Nacho Calvo se hace hueco en mi cabeza. El de los peores comentaristas deportivos de todos los tiempos.

No está Andrés Montes (otro día escribiré de él). Y sólo los narradores:


10.- XAVI DIAZ. Si está en el último lugar de la lista no es porque sea menos malo que el resto. El caso es que ha tenido menos tiempo para demostrarlo. La revelación televisiva más desagradable de los JJ.OO.

9.- JOSE FELIX PONS. Su arte: confundir a Andrés Jimenez con Mike Shultz. Los años (y el video) no impiden que me siga acordando de él.

8.- PACO GRANDE. Muchos chavales se engancharon a los botellones, las pastillas y el caballo huyendo de los partidos de los sábados. Ahora descansan hacinados en residencias donde aun temen que la televisión les vuelva a hablar de él.

7.- RAFAEL RECIO. Creo que nunca le pagaron. O que el realizador y los cámaras se tiraban a su mujer. Por eso estaba siempre de tan mala ostia.

6.- EMILIO TAMARGO. Un escapista. Hubiera retransmitido voleyball o esgrima, en lugar de piraguismo y ciclismo y nadie se hubiera dado cuenta.

5.- RAMON PIZARRO. A éste lo vi bajarse de un coche siguiendo la Vuelta a Asturias. Yo tenía 16 años. Su imagen zafia me impactó. Sólo le faltó la cerveza y la camiseta de tirantes para sentirse comodo haciendo lo que hacía. Sus funciones en la santa casa cuando no se pasa a hacer el ridiculo por los velodromos son un misterio.

4.- PEDRO BARTHE. Sí, Pedro Barthe. La vida es una gran conspiración arbitral. Y Stankovic, la mano que mece la cuna.

3.- JOSE ANGEL DE LA CASA. Sus silencios eran premonitorios de lo que decíamos. Cada vez veía peor de lejos y le ponían el puesto de comentarista más alto para hacerle la pascua. Confundía los equipos y tenía que preguntarle en el descanso al compañero de cabina si el agarrón a Michel había sido o no penalty.

2.- NACHO CALVO. Un crack. Lo siento por los que le guste el tenis.

1.- CARLOS MARTINEZ. Su problema es su incapacidad de contemplar el mundo de las retransmisiones sin pensar en todos los anteriores. Nunca confundiría a Jimenez con Shultz ni llegaría cabreado a trabajar. Pasa de las conspiraciones, siempre está de buen rollo, y ve bien de lejos. Pero se lo cree. Y encima ha convertido algunas palabras en imprescindibles para la jerga. Que alguien le diga que deje de referirse a la banda como el costado. Y que en el castellano NO existe la palabra encimar.

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