No sé de qué se extrañan. Que las guapas llegarán a ocupar cargos de responsabilidad política era cuestión de tiempo. Esa misma evolución que se ha encargado en los últimos veinte años de arrimar el ascua a su sardina y de convertir en apestosas cosas que antes eran elogiables y despreciar el talento y la virtud que anunciaba el progreso en detrimento de la estupidez o la mediocridad. De encargarse de preparar el terreno, de allanar el camino por el que deberían de circular con normalidad cosas como ésta. Ya no se puede hablar de responsabilidad sin mearse encima de la risa. Y tampoco es admisible hablar de política entre gente seria. O responsable. Hablar del cambio climático o de la ausencia de Raul en la última lista de Luis presupone un posicionamiento ideológico parecido al que se plantea al debatir sobre la canción de eurovisión o el problema del trasvase.
Y desaparecido el requisito que obligaba a tener ministros competentes, la nueva moda acabará triunfando. Es solo cuestion de tiempo. No hay razones para continuar soportando a los feos. Que se fichen ministros extranjeros. Que traspasen a Rubalcaba y De la Vega. Y que no se engañen más con eso del gobierno rosa y miren hacia Italia. Que allí sí que se lo montan bien.