Parece ser que Juanma Montilla no hace en la película del Langui, el cantante del grupo en el que toca, sino de Cuajo, que es un tío afectado por una paralisis cerabral que los tiene del tamaño de un campo de futbol, o sea, muy grandes, y persigue durante los ochenta y pico minutos que dura la película un sueño a la medida de su carácter, el de montar un estudio de grabación sin más financiación que los trapicheos y el extraperlo. La verdad es que no tenía ni idea de quién era el Langui (tampoco el Cuajo) hasta hace dos días, que fue cuando vi la película y flipé. El Truco del Manco. Esta es una peli inmensa, me dije. Una de esas pequeña joyas por la que hace treinta años posiblemente Paul Schrader hubiera dado un riñón por poder escribir. A mí no me digas que no se puede hacer, le espeta a su colega en un momento álgido de la historia. Es su gran frase.
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