lunes, 19 de octubre de 2009

UN DÍA DE ESOS.
Hay días en el año, uno de esos, en los que parece que nada puede salir mal. Media docena. Amanece muy fresco y a las dos horas ves que hace un tiempo de puta madre y que el sol calienta lo suficiente como para que no te puedas enfriar. Coges las chaqueta y te la pones por encima. Te das una vuelta. El rape está cojonudo en el Jolastoki. Vas camimando al campo. Son todos buenísimos, los de tu equipo, y le ponen ganas y parecen muy buena gente, los del contrario., que es el síntoma infalible para presagiar que algo marcha bien. El lateral derecho es una maquina. El que tira las faltas le pega como dios. Aunque pierdan, piensas convencido, esta gente se merece acabar la liga por arriba. Debajo de nosotros, claro, que es que somos buenísimos. A Preciado? Un monumento. Oye cómo juega el negro, te repites una y otra vez. Hay días como esos, media docena, en los que disfrutas viendo Estudio-Estadio y te ríes con lo que dicen Rivero y Pedrerol. Llego a casa al trote, pensando que aun me quedan otros cinco.

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