miércoles, 7 de octubre de 2009

CONEXIÓN ASTURIAS.
Supongo que toca recordar a Emilio Tamargo por todo lo que representó y no por lo que fue. A mí aun me quedan los rescoldos de aquélla prejubilación retardada donde confundía los ciclistas y luchaba contra el silencio, haciendo equilibrios por no quedarse callado y hablar del tiempo. En una etapa del Tour o en la visita del Papa a Covadonga. Sería injusto valorar su trayectoria por sus pifias junto a Angel Maria de Pablos y no detenerse en lo que hacen estos días los que le conocieron, su calidad humana y los guebos que tenía que ponerle para hablar bien del Sporting y disimular sus colores. Porque crecimos con el cuento de que no era del Oviedo. Pero todos lo sabíamos. Y ahora, con su muerte, la banda sonora de todos aquellos años donde compartía escenario con Maxi Alberto Rodriguez, José Luis López del Valle o Fernando Losada, todos nos sentimos un poco más viejos.

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