A ver si voy a ser el único que cuando ve canturrear a Sookie Stackhouse mientras baja las escaleras de su casa no resopla o cabecea. Que prefiere tenerla entretenida en clases de natación o haciendo galletas en lugar de verla perder el tiempo con vampiros. Vampiros. Que no puedo con ella y que no la entiendo. Ni sus decisiones de arruinarse bien la vida con un tío que ronda los doscientos años (eso sí, buena gente) que apenas vive a media jornada y al que no puede dar el sol. Ni su lugar en una serie que apuesta a que su protagonista femenina sea también la más apestosa.
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